martes, 20 de octubre de 2015

UNA REFLEXIÓN EN VOZ ALTA SOBRE MARKETING Y SALUD

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A raíz de post anteriores en los que se ha nombrado repetidamente el tema del marketing aplicado a la salud me he planteado escribir unas líneas sobre el tema, desempolvando textos que he ido escribiendo en diferentes libros y artículos y que podéis ver en mi blog bajo la etiqueta “marketing”. Y es que -como sector inmaduro que somos-, hay muchos aspectos de la comunicación al cliente que deberíamos mejorar.





Recuerdo de cuando hice mis estudios en marketing, muchos conceptos que ahora mismo con la llegada de las redes sociales y la comunicación online no tienen validez alguna. Por otra parte, como he comentado en multitud de ocasiones, el cliente sabe cada vez más. De hecho, en ocasiones me he encontrado con la paradoja que el propio cliente sabía más que el profesional, y es que ahora con Internet, Twitter, Facebook y las diferentes aplicaciones como los lectores de RSS y los numerosos portales especializados, los conocimientos del cliente y los de ALGUNOS profesionales (no hablaré de titulaciones) han quedado muy nivelados. Otros profesionales en cambio, (muchos por suerte), se forman de forma continuada, forman a su vez a otros, debaten sanamente en las redes haciendo que todos podamos aprender y compartir sin necesariamente estar de acuerdo en todos los planteamientos y contribuyen mediante investigaciones, cursos, artículos y comentarios en las redes a que este sector crezca.

Sea como fuere, ALGUNAS marcas de diferentes productos vinculados al deporte y/o a la salud parece ser que basan su comunicación en cuatro planteamientos, a cual más poco profesional:

1. O bien aprovechan SOLO a una parte de estos profesionales -por desgracia no los más competentes-, para el diseño de sus mensajes de comunicación.
2. O bien prefieren dirigirse únicamente al cliente potencial poco formado con el fin de convencerle (ventas son ventas).
3. O bien no saben que existen profesionales con “cara y ojos” para asesorarse.
4. O bien SI lo saben pero prefieren ignorar el punto 3.




Todos hemos visto el auge que toman en verano las mallas adelgazantes, tonificantes y anti-celulíticas por ejemplo… algunas dicen incluir en sus tejidos activos como la cafeína. Se basan en su efecto sobre la lipólisis del tejido adiposo por inhibición de una Fosfodiesterasa, generando un incremento en los valores de lipasa que favorecerán la hidrólisis de los triglicéridos. Sin embargo este efecto está condicionado por la acción de compuestos como las metilxantinas (presentes en el café, mate o guaraná) y los polifenoles, sin estos dos compuestos, la permeabilidad de la célula y por tanto su “ataque” al adipocito será nulo. En este sentido mucho cuidado con la administración de cafeína por vía intradérmica (no es el caso de las famosas mallas) ya que interfiere en la liberación de calcio e inhibe la contracción muscular. También estos anuncios afirman reducir el contorno de cadera en 2 cm y 1,5 en los muslos y las he visto en gimnasios y centros de belleza. Evidentemente, estas marcas, si se han asesorado, han seleccionado SOLO la parte de la información que les interesa y que facilita la venta.

Algunas marcas incluso incluyen Fucus en su formulación, que es una sustancia muy rica en yodo y que puede alterar la hormona tiroidea y algunos fabricantes advierten en sus cajas: “"En caso de fallo renal, diabetes, trastornos tiroideos, tratamiento con litio, embarazo o lactancia o menores de 12 años consultar con el médico o el farmacéutico". Toma ya! A altas dosis pueden producir taquicardia, nerviosismo y ansiedad, pero… quién nos garantiza que el cliente respeta la dosis?

En cualquier caso, aún recuerdo el primer día, -hace ya mucos años-, estando en quirófano que tuve oportunidad de ver adipocitos en vivo y lo increíblemente profundos que estaban. Y no solo eso, sino encapsulados entre paredes de cuerpos fibrosos de una textura similar a un tendón. Fue junto al gran Dr. Ramon Vila-Rovira en la clínica Teknon de Barcelona, y aquel día mi visión al respecto -que ya era pesimista- se volvió más pesimista todavía pues me di cuenta que el “enemigo” era fuerte y bien protegido pues lleva 2,4 millones de años perfeccionándose para que nadie lo quite de ahí… Ese día perdí casi toda mi confianza en los remedios cosméticos y la afiancé en el ejercicio físico y la correcta y equilibrada alimentación.


En esta línea podríamos hablar de las pastillas que “capturan” la grasa, las saciantes, los parches reafirmantes o las cremas para quemar grasa abdominal… la lista es extensa y los mensajes comerciales verdaderamente brutales, hasta el punto de decir “quema grasa mientras duermes”. Es decir: ni EPOC ni HITT, ni ejercicio físico, ni balance energético; te untas la cremita, te metes en la cama y listos!!!

Y en esa línea de comunicación aparece de pronto la EMS Integral, un sistema en el que confío, pero que tengo claro que funciona para lo que funciona, que exige conocimientos profundos en fisiología y que ha dejado en evidencia que la falta de comprensión y profesionalidad crean el terreno abonado perfecto para que comerciales sin escrúpulos campen a sus anchas en nuestro sector con afirmaciones absurdas sobre la celulitis, el gasto calórico, la quema de grasa e incluso patologías varias… En alguna ocasión cuando he preguntado el porque de su aplicación en ciertas enfermedades, la información que he recibido no era más que un batiburrillo de términos fisiológicos de forma ilógica y desordenada, lo que manifiesta un total desconocimiento de su significado.

Un ejemplo claro lo tuve hace unos días cuando pregunté el porque de sus supuestos beneficios en pacientes con hipertensión…. La respuesta parecía extraída de un artículo de esos que podríamos leer en una revista deportiva, muy lejos de una respuesta fundamentada y basada en la evidencia terapéutica que yo habría deseado. En fin…, que queda mucho camino por recorrer.

Yo, que vivo y trabajo en un entorno básicamente clínico con pacientes de postoperatorios que van desde las intervenciones de cirugía plástica hasta los pacientes enfermitos de verdad, y que llevo veintitantos años trabajando y aprendiendo con mis “compañeros de la bata blanca”, no me atrevería a decir según que…, es más: no me atrevería a tratar con problemáticas que tras muchos años, solo conozco en superficie, y mucho menos sin apoyo y feed-back médico. Por eso no concibo que ciertas personas que no han “mamado”, la vida clínica y la compañía y enseñanza de médicos especialistas que viven el día a día con estos pacientes, se atrevan a afirmar tantas y tantas tonterías.




Entre todos, deberíamos ponernos las pilas no solo en subir la foto de turno en Facebook “denunciando” un mensaje engañoso, sino también en buscar el contacto con el centro y/o la marca y explicarles EN MASA, que sus afirmaciones son absurdas, que restan credibilidad al sector de la actividad física, que desprestigian su producto y sobretodo que hacen que su herramienta quede relegada al “producto milagro”, obviando las decenas de verdaderas aplicaciones para las que SI ha demostrado su eficacia.

A mi personalmente se me cae la cara de vergüenza cada vez que un compañero médico me nombra estos temas… y no comprendo porque permitimos esta “intromisión comercial”, que en definitiva no deja de ser una publicidad engañosa.


Desde mi humilde punto de vista: si no decides ser parte de la solución, estás decidiendo ser parte del problema.




Luis Perea

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